Chlewey Thompin 1994 Scripts

Second year at college.  Chlewey was already recognized as a little genius; fact our hero was not very fund of.  College absorbed most of our hero's time and little writing where developed. 

One literature work was found on Chlewey's hard disk dating from this period.  An unfinished tale titled Heidi.

Lose sentences

These are sentences or quotes found on Chlewey's notebooks or other kind of material our hero carried with him in order to solve equations remember important facts, taking notes from his classes or just drawing whatever was crossing his mind.

Crisis time

On the fourth semester at college a little crisis attacked our hero.  In something called by some people as malparidez existencial Chlewey found sometimes easier to write down what he had thought than get some talking with his mates and friends.

Sandra:  Tal vez un carta pueda ser lo más impersonal que tenga a la mano para comunicarte algo a una persona con quien casi a diario me encuentro.  Pero el papel tiene la ventaja de que quedan consignadas las palabras y los pensamientos.   No necesito mirarte a los ojos mientras mis ideas discurren y se plasman sobre las hojas.   Es difícil hablar, difícil mirarse a uno mismo hacia adentro y comunicar lo que uno descubre o debería descubrir en este autoescrutinio.   Es difícil para mí, al menos.  Difícil no saber qué contestar.   Y es complicado descubrir que uno le ha hecho daño a una persona a quien aprecia.   Si he sido brusco contigo, si te he hecho daño o me convierto en una carga para ti, sobraría decir que no ha sido a voluntad, pero sí hay mucho que pensar, que decir, que aceptar de mi mismo que pueda haber llevado a ese cambio del que tú me hablas.  Yo soy una persona hosca, una persona que siempre ha tenido problemas para entablar una relación con quienes lo rodean y gran parte de ello se debe a mi timidez.   Tal vez te parezca que yo soy atrevido en muchas cosas pero eso no es más que un mal intento de disimular mi timidez y tal vez el daño o la incomodidad que te haya causado se deba a la dificultad que tengo de hacerte entender que me importas.   Qué exactamente quiero decir con que me importas, no lo sé.   No es que me haya enamorado de ti aunque sí sé que me gustas en muchos sentidos, eres una persona con quien es agradable estar, me gusta tu conversación, tu manera de hablar, la forma como pierdes la vista en el horizonte cuando hablas de tus cosas; cómo amenazas de muerte a Carlos Andrés y Carlos Alberto cuando bromean contigo.  En cierta forma ere algo que deseo, que por eso te busco y por eso, algunas veces, te rehuyo.   Y está mi maldita timidez, la que me vuelve distante y antipático a veces o la que intento disimular siendo brusco y grosero.   Si ha habido un cambio en mi actitud hacia ti se puede deber, tal vez, a que he entrado en la confianza necesaria para cruzar lo raya y excederme.   Pero lo que te pido no es que me niegues esa confianza sino que me ayudes a controlarme, a superarme.   Intenté hablar contigo y tu misma notaste mi actitud.   Para mí es difícil hablar de mi mismo y mientras trato de hilvanar palabras, mientras pienso que nombre darle a mis ideas callo todo lo que tengo adentro y es frustrante; frustrante que no pueda decir ¡Mira! resulta que me pasa esto y esto, que yo quiero ser alguien importante para ti de la forma que tú eres importante para mí pero que la dificultad que yo tengo para hacértelo entender, para asegurarme de no estar equivocado en el intento por el hecho de que yo desconozco mis propios sentimientos, hacen que mi actitud para contigo sea precisamente la contraria a la pretendo comunicarte.   No pude decir eso, tal vez porque en ese momento me sentí cohibido, tal vez por miedo a emparrarla, pero quiero que sepas que lo que lo que hay aquí escrito es el intento por decirte todo lo que calle.   ...Y aún así estoy callando mucho de lo que tengo por decir.   Hazme el favor de ayudarme a cambiar, tú tienes aquí ya una herramienta para juzgar, para que sepas que ni soy ni me creo perfecto e infalible.   Y si vuelvo a excederme contigo ¡párame!, no te lo mereces.

Sólo me despido diciéndote gracias por hacerme caer en cuenta y por dejarme un espacio para saber que en algo te importo.

1994-Sep-7

Tal vez cuando escriba estas líneas puedan sonar falsas o ficticias pero, a decir verdad, el momento que las inspiraron está momentáneamente en el pasado.  Estoy solo, es algo que de todas formas siento, pero es una soledad extraña.   Estoy solo en medio de multitudes de conocidos para quienes yo seré un tipo extraño y solitario que saca cinco en los parciales pero se enreda al explicar.   Pero no tengo un amigo, alguien con quien hablar de mis problemas y de mis sueños, alguien a quien escuchar y a quien hablar.  Me siento desplazado, incluso.   Cuando no soy útil a los propósitos de alguien siento que no existo para ese alguien y cuando soy útil me termino sintiendo utilizado.   No importa lo que yo soy, sólo lo que yo sé.   Y eso en últimas hace que me rebote la presencia de personas con quien desearía estar.   La pescadilla que se muerde la cola.   Quisiera ser aceptado, quisiera ser escuchado, quisiera se comprendido, pertenecer a la vida de alguien; pero cuando me siento excluido el dolor me hace cerrar las puertas de lo que pudiera haber sido un S.O.S.  a alguien de quien quisiera ser amigo, novio o simplemente confidente.  Me duele comprobar como quienes me rodean tienen sus amigos, tienen quien los consuele y tienen a quien consolar.   Bien sea por problemas en los estudios o en el corazón todos parecen encontrar apoyo en alguien cerca...  y si no hay nadie más cerca no soy yo la persona a quien ellos acuden.   No soy útil para lo que quisiera ser útil: ser un amigo.   Y ese mismo desplazamiento del que me siento objeto me causa dolor; y es un dolor que no tiene consuelo porque no tengo amigos, porque estoy desplazado. 

He llorado, y he llorado mucho.   Llorado sin lágrimas porque mis ojos están secos pero cuando tengo tiempo de pensar mi dolor se convierte en llanto.   Y estar solo deja mucho tiempo para pensar.   Pero es un llanto solitario, un llanto no compartido, un llanto seco; un llanto que es un grito de auxilio que nadie escucha.   Nadie está lo suficientemente cerca para escuchar un grito murmurado.  Mi corazón es débil y sigue enamorándose de imposibles.   Sigo desengañándome de mis sueños.  La mujer en la que yo ponga los ojos máximo me verá como un amigo para cambiar luego la palabra por la de compañero.   El grupo al que desearía pertenecer habla de sus cosas de las que yo no entiendo y de las que nadie se esfuerza por explicar.   Para ellos no seré yo mas que un tipo que llegó, saludó y se fue...  nadie sabrá que me fui desilusionado por no poderme sentir parte de ellos.   Y nadie parece capaz de entender que un amigo se está muriendo en un hospital, entender que aprecio más la sonrisa de una mujer bonita a una buena nota o entender que necesito una compañía que me escuche y me logre hacer sacar todo este veneno que tengo en mi interior.

1994-Oct-28

Tienes que aprender a contestar, no solo a responder o preguntar.   Cuando alguien intenta acercarte a ti, tú lo frenas con respuestas cortantes.   Bueno, eso me ha parecido a mí.   Tal vez el problema está en ver las cosas con análisis lógico.   No todo en la vida es lógico, es más, la vida es tan ilógica que parece incoherente.   Cuando hacemos una pregunta muchas veces no esperamos la respuesta explícita de ella sino solamente esperamos iniciar una plática sobre la vida.   ¡Sí!, sobre la vida porque el estudio importa poco.   Nadie tiene que estar mostrando a los otros lo que sabe o lo inteligente que es; uno tiene que dar a conocer su experiencia en la vida, aunque sea muy poca, o la nueva que vivió anoche. 

Quiero ser más directa.   Cuando yo intenté "hablar" contigo hace unos dos semestres, no me acuerdo, tú sólo te dedicabas a contestar mis preguntas con un "sí", "no", "a veces" o "bueno".   Yo trataba de conocerte un poco más como hombre que eres.   No quería ni quiero tratarte sólo por tu inteligencia.   No sé si te has dado cuenta que yo nunca te pregunto nada sobre la "U", y cuando tu tratas de hacerlo yo evado la conversación.   Simplemente no quiero que mi divulgues todo lo que sabes.   Yo estoy muy consiente , al igual que todos, que tus conocimientos superan a los de cualquiera.   Lo que yo sé no es ni la cuarta parte de lo que tu sabes.   Pero eso a mí no me interesa.   Cuando estoy contigo prefiero hablar de la última película que vi o que tu viste, del clima o de la última tragedia acontecida en Colombia.   A veces siento como si quisieras probar que tan inteligente soy.   Mira, la inteligencia no se muestra sólo en razocinios matemáticos, se hace presente en los actos de la vida diaria, en las reacciones a determinadas situaciones, en fin, a las cosas rutinarias.

Cuando te pregunten "Hola ¿Cómo estás?" no digas sólo "bien" di: "pues más o menos ¿y tú?" o "triste porque imagínate que..."; No sé, responde no sólo lo que te preguntan, también responde lo que no te han preguntado.

Ah! y las mujeres...   Somos algo muy extraño, casi tan extraño como tú.   Si estás pensando en alguna en especial no esperes a que ella te invite a un helado, nosotras siempre esperamos la invitación de ellos.   No te conformes con que ella te sonría, hazla reír.   No esperes a que ella te cuente sus problemas, cuéntale tú los tuyos.

Muchas veces es difícil decir las cosas y tal vez es por eso que tú las escribes; pero no tengas miedo de hablar, nosotras también escuchamos y no sólo podemos leer.    Piensa!, si tan solo tú pudieras o fueras capaz de decir lo que escribes hace rato que tendrías a alguien a quien consolar o que te consuele.   No esperes a ser invitado a participar en una conversación, simplemente "mete la cucharada" y participa en ella.   Si alguna vieja te parece "buena", dilo, nadie te va a mirar extraño.

Sólo te quiero decir que cuando quieras yo puedo escucharte.   No soy un ogro ni sólo una compañera, también puedo ser una amiga.

Busca, que buscando encontrarás.   No esperes a que todo te caiga del cielo o que se te dé como un don.  En la vida hay que buscar para encontrar.

Con cariño
Mª Paula
Nov. 11/94

1994-Nov-11

29 de octubre.   Bonita la fecha para comenzar un año nuevo en este disque diario.   Claro está que no fue por aburrido que reabrí este cuaderno sino más bien por el desenlace de una crisis que he venido sufriendo.   Miro en retrospectiva y me doy cuenta de que poco es lo he cambiado realmente.   Aún sigo siendo el mismo enamoradizo de siempre a quien lo único que le cambian son los nombres.   Adriana Bernal enmarcó una época donde la pubertad lo conduce a uno a nuevas expectativas; una época por donde figuraban nombres como María Fernanda Vargas, Mariángela Daza, Edna Rocío Rojas, Ana Isabel Thompson, etc.   El eje de mi vida era, sin embargo, las Olimpiadas Colombianas de Matemáticas.   En Estocolmo nació mi pasión por Marialuz, Andrea, Fedra, Karem y finalmente Jessica, el culmen de mis expectativas amorosas.   Abruptamente tengo que cortar mis expectativas en Suecia: el grupo juvenil, los estudios de sueco y la universidad, la revista, etc.  ...y sin duda Jessica, Maribel, Mary Selva y las demás niñas que en ese momento llenaran mis fantasías sexuales.   Llegó la Universidad Javeriana y chicas para recrear la vista y deleitarse se consiguen —no necesariamente en mi carrera.   Y de nuevo una lista de nombres empieza a pasar por mi cabeza: Sandra Robles, Kathy Ropero, Catalina Londoño, María Teresa Magda Beatriz, Juana Lopera, María Paula Muñoz, Eliana Granados, Sandra Prieto, Lucía "Wizz", Carolina Becerra, Jenny no se qué, etc.   Quien más se destacara de la lista dependía de la época y de las circunstancias.   And a name has been picked out from the list.   Toda esta introducción pensando en la lectura que hice a este cuaderno previa anotación de la fecha de hoy en que me disponía a decir que estoy en crisis. 

Es cansancio, es mamera.   Es soledad, desengaño de la vida, desengaño del corazón.   Me pregunto qué es lo que yo realmente espero de la vida, de mi mimo.   Aunque suene pedante decirlo soy el estudiante de mi carrera y de mi semestre con mejor promedio.   Me siento orgulloso de eso, lo siento como un logro y como un derecho.   Soy una persona admirada por sus compañeros y por sus monitoriados a partir de eso.  Soy la voz de mis compañeros ante el comité académico de la carrera, y una voz propia con libertad de proponer y de hablar.   Todas esas son cosas que quiero y que me llenan en una parte de mi ser.   Pero estoy solo.   No tengo amigos o no los encuentro.  A una compañera a quien quiero y aprecio cometí el error de callarle mis sentimientos justo antes de decirle que puedo estar enamorado de ella: ya llevo como dos o tres semanas sin cruzar una palabra con Sandra Marcela Garzón y mucho me lleva a pensar que ella es la nueva versión de Adriana.   No me identifico en las conversaciones de mis compañeros y casi siempre me siento entrometido en ellas o desplazado de ellas.   Siento repulsión de estar en compañía de mis compañeros al tiempo que quiero ver en ellos a un grupo de amigos con quienes compartir estos problemas.   Y eso me hace sentir más solo.    Llevo semanas evitando a Sandra y realmente no sé que es peor, si rehuirla indefinidamente o si tratar de volver a ganar su confianza para terminar haciéndole daño nuevamente causándome un dolor aún más grande a mi mismo.   Y lo peor es que no tengo con quien compartir este tipo de dilemas.   O tal vez sí, si es que en este estado de crisis existencial no me he dado cuenta que podría encontrar al amigo que necesito en alguien como Ximena Contreras, Miguel Piñeros, Carlos Castillo, Wendy Moreno o Luz Elena Thompson.   Pero sincerarme con Ximena podría llevarla a mi lista de deseos reprimidos y ella es demasiado buena gente como para terminar odiándola.  Con Miguel o Carlos Alberto no sé si sean capaces de comprenderme en lo más profundo de mi pensamiento.  Además no sé hasta que punto la falta de seriedad aparente de Carlos y la casi nula confidencia que llevamos lo hagan apto para ser un apoyo.   Pero el principal problema es que dudo que me atreva a hablar con alguien.   Al menos Sandra no será el tema.

Ya terminé tercer semestre, y estoy terminando cuarto.   Llevo un promedio de 4,50 dudo que este semestre me vaya demasiado mal, académicamente hablando, así que puedo seguir conservando mi puesto de mejor promedio de mi semestre de mi carrera.   Dudoso honor que no parece servir para la vida personal, excepto para creerse uno a veces más grande de lo que se es y ser visto por los compañeros como un bicho extraño.   A lo mejor la gente se da cuenta de que estoy solo pero creerán que es porque soy un solitario.   Nadie escucha mi llanto porque lloro en silencio y sin lágrimas.   Y si alguien lo notara seguro dirá que al fin y al cabo ese Chegüeley es un tipo raro.

1996-Oct-29

Bueno, podría responder muchas cosas sobre lo que me ha pasado, lo que he sentido, lo que he oído y lo que me han dicho.   Pero como ya antes me había dado cuenta, ni siquiera en el papel soy capaz de sincerarme realmente.   Yo sé que debo hablar, hay muchas cosas que me muero por decir, muchas cosas que quisiera que quienes me rodean conozcan de mí.    Pero ¿de qué sirve saber lo que tengo que hacer si no lo voy a hacer?  Siempre me ha preocupado lo que piensan los demás de mí, pero es una pregunta que temo formular.   Tal vez María Paula tiene razón cuando me dice que nadie me va ha ver raro por que expreso lo que siento, eso convierte mi temor en un temor infundado.   Creo que nunca me he sentido más inteligente que los demás, si me creo muy capaz para muchas cosas, pero soy consiente de muchas cosas que me faltan...  esa inteligencia sobre los asuntos de la vida diaria, esos que son los verdaderamente importantes y que son los que realmente me importan.   Pero soy imposible de vencer aún para mí mismo.   Sé que soy torpe, que soy brusco y que soy tímido.   ¿Para qué sirve saber?  Sé que debo buscar lo que quiero.   ¿Qué saco con saberlo?  Se dice que el conocimiento es el primer paso para resolver los problemas.   La conscientización es el segundo.   Pero ser consciente de un problema no lo soluciona y nada me garantiza que yo conozca realmente mi problema.   Sólo sé que lo hay y no puedo culpar a los demás por ello ni excusarme en mi personalidad.  Lo primero que debo tratar de hacer es quitarme todas estas máscaras que tengo encima.   Quiero saber lo que piensan los demás de mí.   Cuando me atrevo a preguntar me doy cuenta de cosas que yo desconocía ya que hay cosas que pueden ver más fácil los demás desde afuera que uno mismo.   También descubre uno los contrastes entre lo que uno siente de si mismo y lo que uno termina expresando a los demás.  Por ejemplo, siempre me creí ilógico en mi manera de pensar; incluso alguna vez me había preguntado como esas cosas como las matemáticas, la física, la programación se me facilitaban si en mi vida diaria mi forma de pensar era ilógica.   Y si bien creí en un principio que María Paula se había equivocado en esa apreciación sobre mí, hablando con otras personas, recordando otras conversaciones, releyendo mis propios escritos me doy cuenta que sí soy ilógico pero lógica y estructuradamente ilógico.   Todo esto que he escrito aquí, lo que he escrito en mis ratos de ocio, lo que he escrito desde 1988, en que me acuerdo que comencé a escribir en forma, lo que escribo en mi diario; todo eso no es un lenguaje plano y directo.   Hay que leer entre líneas, hay que esquematizar mis escritos para entender qué es lo que quise decir y es algo que no pretendo, es sólo una forma como trabaja mi mente y que inconscientemente me lleva a ser enredado.   Hablo de lo escrito por que es lo que ha quedado; las palabras dichas se las lleva el viento y sólo queda su significado en quienes las oyen, no su sonido; y la memoria engaña a veces.   Y lo que se ha pensado se mezcla, se confunde, se modifica, se pierde, se convierten en lugares comunes que en últimas nada tienen que ver con lo que se pensó originalmente.   He creído, por ejemplo, que mi mala relación con las mujeres se debe a que tal vez no sea yo un tipo físicamente atractivo, pero luego descubro que no es mi físico lo que me impide relacionarme —aunque tampoco ayuda— sino más bien mi actitud.   Ese mismo temor que tengo a fallar me conduce a fallar.  No quiero equivocarme en lo que yo decido, en lo que tiene que ver con mi vida.   Si quiero hablar quiero ir sobre seguro.   Entonces ¿qué? ¿todo bien? ¿qué tal el parcial? parece ser un saludo típico mío donde en lo último que estoy interesado es en probarme mejor que lo demás.   Lo más seguro es que pretendo entablar torpemente una conversación.   No digo que la competencia esté ajena a mi vida.   Soy un hombre y ese parece ser uno de los motores de nuestro sexo.   Y si sé que soy bueno en algo quiero ser el mejor en ese algo.   Pero mi vida no está en función a la competencia, sino en función a entenderme a mi mismo y de preferencia a entenderme a mi mismo en los demás.   Varias veces he visto tristeza a mi alrededor, veo triste a quien quiero ver alegre, una pelada que me gusta, por ejemplo.   No me gusta conformarme con esa tristeza, pero muchas veces es poco lo que creo que puedo hacer.   Muchas veces creo que antes que ayudar puedo empeorar las cosas.   A decir verdad la experiencia me muestra que eso suele suceder con una exactitud de cerca del 100%.   ¿Pero por qué otros sí y yo no?  Imagino que por mi torpeza.  Es así como puedo ver a una amiga, Mónica llamémosla para efectos del ejemplo, triste.   Yo también me encuentro triste, no han sido precisamente sonrisas lo que la vida me ha dado y considero que podríamos compartir tristezas.   Me acerco y pregunto ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Qué tal ese análisis?...  no sé, creo que siempre prefiero salir con ciertas estructuras de cajón, las cuales no corresponden precisamente a las frases de cajón de los demás.  Al poco rato se acercan unas amigas a Mónica y yo me encuentro solo nuevamente, y peor aún: al lado de ellas.   Abraso mi oso, me pongo a pensar en lo que pasa, en como Mónica comenta sus pesares, en la semana anterior en la que supuestamente iba a ayudar a otras amigas para un parcial de estructuras de datos pero en la que nadie se acordó de mí.   Alguna lágrima intenta salir y resbalar por la mejilla pero no tiene la fuerza suficiente —toda esa parafernalia de los lentes que solo sirve para secar los ojos.   No sé.  Así es como me pasan las cosas, así es como trabaja mi mente.   Aún no sé si esto es una apología o una presentación de mi mismo, pero ustedes mismos pueden juzgar.

1994-Nov-14