Evi entró, cerro la puerta tras de sí. La noche era oscura ya afuera. Adentro, el golpeteo de la lluvia menguante sobre el techo de hojalata y las ventanas tenían ese sonido característico de un constante tatatá. Nada en lo que Evi se detuviera a pensar. No había luz, la planta estaba dañada desde hacía ya dos semanas y nadie se había acomedido a revisarla. Demon debía estar ya adentro, Mali y Feye tardarían un poco más en llegar. Deja la chaqueta tirada en el piso y empieza a quitarse la ropa mojada de camino a la cama donde se tira ya empeloto sin preocuparse siquiera de cubrirse con la sábana. Los hechos de la noche no son claros todavía. El sentimiento es lo único que queda, un sentimiento de vacío, de impotencia. En últimas nadie tiene la culpa, si de hacer justicia se trata, pero injusticia contra él mismo es lo que Evi empezaba a sentir durante toda la noche.
Se había tratado de una fiesta poco común en el sentido de que esta vez si había sido invitado. En realidad fue Feye la invitada, pero esta vez incluida en la invitación estaba toda la familia. Se había tratado de una fiesta poco común por que no era un cumpleaños de la familia rodeado de viejos y culicagados ni de una piñata de la que lo dejaron de invitar cuando se hizo muy grande para fiestas infantiles. No, no era esto lo que hacía poco común la fiesta por que Evi ya había estado en otras fiestas y sabía como funcionaban estas cosas. Lo que realmente estaba fuera de lo común fue la presencia durante todo el rato de Grede Mau Ilemb dentro de un radio de tres metros, hablando, conversando, siendo amiga de todos los que se encontraban alrededor... pero sólo "amiga". Aún las lagrimas ahogadas de Evi no lograban convencerlo de que Grede Mau Ilemb no significaba nada para él, pero llorar en silencio era lo único propio que había tenido Evi en toda la noche.
Demon sabía que nada había que preguntar. Evi había sido siempre extraño, complicado. Que llegara sólo ha esas horas de la noche y caminara lentamente, intranquilamente hacia la cama donde terminara tratando de ahogar los gemidos, no le representaban un cambio de lo que se pudiera llamar su concepción del mundo normal. Evi no es un hombre de andar llorando podría haber pensado Demon, pero si lo estuviere mejor sería dejarlo llorar tranquilo. En todo caso experiencia de haber tratado de resolver los problemas de su hermano mayor había tenido ya suficiente. Además el sueño era mayor que la oscuridad.
A Grede Mau la conoció hacía ya tres años. Nunca supo definir si le parecía bonita o fea, pero cualquier efecto logrado con el modo de peinarse o de vestirse le daba un toque de sensualidad que le fue abriendo huella en el bosque de deseos de Evi. Nunca nada de tomar en serio, pensaba Evi, pero tras el desplante de Viel Dere, la cosmogonía de Evi se desplomó en pedacitos chiquitos y ciertas imágenes no encontraban la vía hacia fuera de su cabeza. Fue así como cualquier hecho de la vida de Grede Mau, cualquier persona en la constelación de Yerde Fanse, cualquier detalle amoroso de Ine Te Savi fueron aumentando su capacidad de afección sobre la mente de Evi. Las tres coincidieron además en la fiesta. Y las tres fueron injustas con Evi, según su susceptibilidad. A decir verdad ni Grede Mau ni Yerde ni Ine Te fueron culpables de desconocer lo que pasaba en la mente de Evi y el conocimiento que tenía Evi de ello era lo que más lo mortificaba.
Pero se recuerdan las partes buenas de la fiesta. A decir verdad la mayor parte del tiempo no dejaba la fiesta en sí tiempo para dejar pensar a Evi. El sonido de la música, las conversaciones, los chistes, los juegos fue lo que ocupó la mente de los presentes la mayor parte del tiempo. Qué buen actor, qué hipócrita se sentía Evi haber sido durante la fiesta. Una mente con maquinaciones perversas perdida en la anonimidad de la fiesta sin dar un indicio de lo que su mente realmente pensaba: los ojos de Grede Mau, los senos de Ine Te, el sabor de los labios de Yerde, la piernas de Fire, los muslos de Ine Te, el color de los ojos de Yerde, la sonrisa de Grede Mau, el novio de Yerde, etc. Maldecir a Viel Dere y echarle la culpa de todo no es posible. Ni Grede es la chica para reemplazar a Viel, ni nunca sabrá que estuvo en consideración. Pero Evi sabía que era injusto que ahora que ya había cometido un error con Viel, cometer un error consigo mismo al dejar el fantasma de lo que esa relación fue y pudo haber sido, influir así en su vida y en una posible relación con Grede Mau, o cualquier otra.
No, con Grede Mau no, sería hasta buena gente en sus momentos pero con lo que había obtenido esa noche ya estaba Evi rebotado.